Rosa M. Tristán
Jordi Sellarronga, el antropólogo que este año forma parte del Vagamundos Festival, ese evento cultural y cinéfilo, junto a un molino que es Bien de Interés Cultural en tierras de Aragón, lleva toda la vida tratando de hacernos entender que el ser humano es solo uno más en la inmensa cantidad de especies que habitan este planeta. Estudioso de los pueblos de cazadores-recolectores que aún existen, Serrallonga mantiene viva su pasión por el viaje de exploración y conocimiento, y es un experto en saber transmitirlo, ya sea con sus clases en varias universidades en Cataluña, con exposiciones, como la que ha montado, junto a Gabi Martinez, en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona, o en sus libros. El día 1 de agosto, nos ofrecerá por la mañana una master class titulada «Desmitificando a los humanos que se creyeron Dioses: aventuras de un primate arqueólogo y naturalista» . Por la tarde presenta el documental «Unua Yekete» (Los que vienen de fuera), en el que nos presenta a la fascinante étnia de los hadzabe de Tanzania, participando luego en un coloquio sobre el pasado, el presente y el futuro de los ‘sapiens’. De todo ello hablamos con él, recién llegado de una expedición por Namibia.
¿Cómo ha sido esta última incursión africana?
Muy interesante. Es un país de paisajes grandiosos, aunque se nota que su independencia de Sudáfrica es reciente, en 1990. Los ‘afrikaners’ tienen mucha presencia. Gran parte son reservas de caza, que son un negocio rentable, y eso ha desplazado a los pueblos indígenas originarios. También es triste ver a los rinocerontes con los cuernos cortados para que no los maten lo furtivos, cuando es una parte de su organismo fundamental para su vida.
¿Cómo llegó a ser un ‘primate nómada’?
Es un sueño de la infancia que se ha hecho realidad porque llevo muchos años trabajando en evolución humana, pero desde la etnoarqueología, es decir, investigando sobre etnias. La realidad es que, con el paso del tiempo y los viajes, he llegado a ser más naturalista. Me gusta la versión anglosajona de la arqueología, muy ligada a la biología. Aquí se relaciona más con el mundo de las letras y lo importante es unir ambos porque esa separación de ciencia y humanidades no es real. El grado que imparto en la universidad es muy interdisciplinar. Mis líneas de trabajo han sido los hadzabe, de los últimos cazadores-recolectores en África, que viven en el lago Eyasi (Tanzania) y el estudio del comportamiento animal para entender cómo nuestros antepasados se adaptaban a su entorno.
¿Qué situación tiene ahora este pueblo, sobre el que es el documental programado?
Es muy complicada. Apenas quedan 400 personas en unos 20 grupos viviendo como lo han hecho desde hace miles de años. Cuando desaparezcan, nos daremos cuenta de la barbaridad que es que deje de existir toda una cultura. Desaparecen pueblos enteros de igual modo que desaparecen animales. Deberían preservarse zonas indígenas. Sus territorios se están convirtiendo en reservas de caza para árabes ricos, mientras a los hadzabe se les ponen problemas para su supervivencia. Es curioso que si hay áreas protegidas para animales, pero a ellos no se les ayude. Necesitan mucho territorio pero resulta que si hieren a un animal para su consumo en una reserva, no les permiten entrar a cogerlo para comerlo, y se lo come un león. No lo entienden porque dicen que ello también son animales y necesitan comer. Ahora, parece que es salva que van turistas a ver cómo viven, pero no es solución porque esto genera otros impactos de quienes solo buscan fotos.
Podemos decir que son culturas ‘invisibles’, como los «Animales invisibles» de la exposición que tienes ahora en Barcelona junto a Gabi Martínez.
Pues si lo son. Y cuando desaparezcan, las echaremos de menos como hacemos ahora con lo dinosaurios o los tigres de Tasmania. Ahora se hacen camisetas o marcas de cerveza dedicados a ello, pero la realidad es que no existen. Y no se pueden resucitar. Los casos de ‘des-extinción’ que anuncian son falacias: cogen un poco de ADN antiguo y mucho de un animal vivo actual para hacer un híbrido que no es el original. Existe el peligro, con estas técnicas, de que nos acostumbremos a extinguir especies para luego volverlas a crear cuando queramos, pero es algo imposible porque ya ni su medio ambiente es el mismo. De todo esto podemos hablar en Vagamundos.
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